Esta es un área donde la mayoría de los cristianos son engañados. Muchos creen que Dios es el que los enferma. Muchos han muerto diciendo: “Dios me ha enviado esta enfermedad para enseñarme algo.” No se dan cuenta que le están cerrando la puerta a su sanidad.
Conocí a un pastor, que la gente amaba mucho, tenia unos cuarenta años, pero había estado muchos años en la obra. Un día se enfermo de cáncer, la gente se acercaba para compartirle y ministrarlo, pero él decía: “Dios me ha enviado esta enfermedad para enseñarme algo.” Nunca supimos que cosa le quiso enseñar Dios porque partió a la presencia del Señor. Este pastor se dejo engañar por el diablo y eso le costo la vida.
Una de las mentiras favoritas del diablo es el aguijón de Pablo.
Muchos creyentes piensan que este aguijón fue una enfermedad, y dicen que si Pablo sufrió esta enfermedad ellos también deben sufrir la suya.
La pregunta es, ¿que fue este aguijón?
En Segunda de Corintios 12:7-10 nos habla de él.
El verso 7 nos dice que el aguijón era un mensajero de Satanás. Esta palabra mensajero es la palabra griega angelos la cual se traduce en casi todo el Nuevo Testamento como ángel. Es decir el aguijón de Pablo era un ser espiritual. Una persona no es una enfermedad.
Notemos también que este mensajero era de Satanás, Dios no usa a los mensajeros de Satanás.
Para entender mas este pasaje debemos entender esta frase aguijón en la carne en otros pasajes de la Biblia.
En Números 33:55 Dios le dijo a Israel que si ellos no arrojaban a las naciones que estaban en la tierra que Dios les había concedido ellos serían aguijones un sus ojos y espinas en sus costados.
Nos está hablando que esas naciones estarían continuamente levantándose en contra de ellos.
En Hechos 14:7-20 podemos ver un ejemplo de esté aguijón. Pablo empezó un avivamiento en Listra y los judíos levantaron al pueblo para que apedreen a Pablo.
El aguijón de Pablo era la persecución que se levantaba en contra de Pablo cada ves que predicaba.
En Segunda de Corintios 11:22-33 Pablo describe los problemas que tenía por causa de su ministerio y ninguno de ellos era enfermedad.
Finalmente debemos notar que ese aguijón le fue dado por la grandeza de sus revelaciones, así que si queremos un aguijón como el de Pablo debemos ser muy espirituales.
Otros dicen: “Estoy sufriendo para la gloria de Dios.” La enfermedad no glorifica a Dios.
En Juan 11:1-45 se ve la historia de la resurrección de Lázaro. En los versos 3 y 4 dice: “Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas esta enfermo. Oyéndolo Jesús dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado en ella.” ¿Qué cosa era la que iba a traer la gloria Dios?
Cuando Jesús llegó a Betania encontró que Lázaro había muerto hacia cuatro días. En el verso 33 vemos la actitud de la gente: “Jesús entones, al verla llorando (a María), y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió.” Notemos que la gente no estaba dando gloria a Dios por lo que pasó, sino que lloraba llena de dolor. En el verso 37 vemos lo que dijeron algunos judíos: “Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía este, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?” Ahora las personas no solo estaban tristes sino que murmurando de Jesús, ¿eso es darle gloria a Dios?
En los versos del 38 al 45 vemos lo que realmente trae la gloria a Dios: “Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva y tenia una piedra puesta encima. Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, veras la gloria de Dios? Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tu me has enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle y dejadle ir. Entonces muchos judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él.”
Lo que trajo gloria a Dios y que la gente creyera en Jesús fue la resurrección de Lázaro.
Además notemos la pregunta que Jesús le hizo a María: “¿No te he dicho que si crees, veras la gloria de Dios?” ¿En que tenia que creer María para ver la gloria de Dios? ¿En la enfermedad? No, la enfermedad había traído dolor y murmuraciones en contra de Jesús. Ella tenia que creer que Jesús iba a resucitar a su hermano para ver la gloria de Dios.
El milagro fue lo que trajo la gloria a Dios.
En el verso 12 de la historia de la sanidad del paralítico que fue bajado por sus cuatro amigos en Marcos 2:1-12 se ve lo que trae la gloria a Dios: “Entonces el se levantó enseguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa.”
En estos pasajes vemos que la sanidad es lo que trae la gloria a Dios. En realidad, no hay ningún verso que diga que la enfermedad trae la gloria a Dios.
Otros dicen: “La voluntad de Dios es que yo este enfermo.”
Si esto es cierto, ¿por qué van a los hospitales,? ¿para que asisten donde los doctores,? ¿por qué toman medicinas? Si su afirmación es correcta, ellos están yendo en contra de la voluntad al tratar de curarse por medios físicos. Están pecando al tratar de huir de la voluntad de Dios. Lo mejor para sus vidas seria que dejases de rebelarse contra Dios y acepten con gozo su dolor y enfermedad.
Esas palabra no pueden ser respaldadas con la Biblia. No hay ningún verso en la Biblia que diga que sea la voluntad de Dios enfermar a alguien.
La gente pierde su oportunidad de recibir su sanidad y las cosas que Dios preparó para ellos por no conocer la naturaleza de Dios.
La Biblia dice muchas veces que Dios es bueno.
En el capitulo 5 de Segunda de Crónicas se ve el traslado del arca al templo recién construido por Salmón; en el verso 13 dice: “cuando sonaban, pues, las trompetas, y cantaban todos a una, para alabar y dar gracias a Jehová, y a medida que alzaban la voz con trompetas y címbalos y otros instrumentos de música, y alababan a Dios diciendo: Porque él es bueno, porque su misericordia es para siempre. . .”
Notemos que la gente de Israel conocía a Dios y lo alababan diciendo: “Porque él es bueno, porque su misericordia es para siempre.”
El Salmo 136:1 dice: “Alabad a Jehová, porque el es bueno, porque para siempre es su misericordia.”
Esta verdad se ve constantemente en el libro de Salmos.
Cuando se le cerco el joven rico a Jesús en Marcos 10:17-18 le preguntó: “¿Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino solo uno, Dios.” Jesús le dijo al joven rico que Dios es bueno.
Dios es un buen Dios. Un buen Dios hace cosas buenas, el momento que hace algo malo deja de ser bueno y se convierte en malo.
En Santiago 1:17 dice: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.”
Al final de Mateo 7:11 dice: “¿Cuánto mas vuestro padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que se lo pidan?”
En estos pasajes vemos que Dios da buenas cosas, “toda buena dádiva y todo don perfecto.”
¿La enfermedad es algo bueno? ¿El dolor y el sufrimiento son algo bueno? ¿La miseria es algo bueno?
Si tu respuesta a esas preguntas es ¡no,! No le eches la culpa a Dios de producirlas.
Dios es bueno, y El quiere hacer algo bueno por ti hoy.
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