Thursday, November 01, 2007

Obstáculos Para La Sanidad - Tercera Parte

Tercer Obstáculo
Ezequías Usó Un Emplasto Medicinal

En Isaías 38 dice:

Isaías 38:1-5

1 En aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás.

2 Entonces volvió Ezequías su rostro a la pared, e hizo oración a Jehová,

3 y dijo: Oh Jehová, te ruego que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro.

4 Entonces vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo:

5 Ve y di a Ezequías: Jehová Dios de David tu padre dice así: He oído tu oración, y visto tus lágrimas; he aquí que yo añado a tus días quince años.

Luego leemos en los versos 20 y 21 de ese capítulo: “Jehová me salvará; por tanto cantaremos nuestros cánticos en la casa de Jehová todos los días de nuestra vida. Y había dicho Isaías: Tomen masa de higos, y pónganla en la llaga, y sanará.”

Algunos se preguntan porque Isaías le dijo a Ezequías que le pongan una masa o emplasto medicinal de higos en su cuello. Un erudito bíblico que fue médico, ministro y estudiante del idioma hebreo dijo que de acuerdo al hebreo, Ezequías tenia carbunclo (una infección dolorosa de la piel que puede producir la muerte por infección a la sangre) en su cuello. Esto era muy serio.

Dios le dijo a Ezequías que no iba a morir sino que iba a vivir 15 años más. Por eso el emplasto medicinal no era necesariamente una ayuda medicinal. Tampoco tenía poderes curativos. No sirvió de propósito médico. A través de los siglos muchas personas han usado diferentes emplastos medicinales como agentes de limpieza. Algunos piensan que este emplasto pudo ser usado para eso.

Sin embargo, yo estoy convencido que Dios le dijo a Ezequías por medio del profeta Isaías que se pusiera ese emplasto como un acto de obediencia y fe, tal como le dijo a Naamán, el leproso, que se sumerja siete veces en el río Jordán para que sane su lepra.

El sumergirse en el sucio río Jordán no tenía ningún valor curativo. Eso no sanó a Naamán como tampoco ese emplasto sanó a Ezequías. Fue una prueba de fe y obediencia.

Muchas veces veces el Espíritu de Dios me guía a decirle a algún enfermo que haga algo como una acción de fe para poder ser sanado.

Una vez mientras predicaba en la ciudad de San Javier al sur de Chile, el Señor me guió a decirles a 4 personas que llegaron con muletas que tiren sus muletas y se pusieran a correr; no me dijo que orase por ellos o que les impusiera las manos.

Los 4 tiraron sus muletas y se pusieron a correr completamente sanados. Al día siguiente el Pastor de la iglesia tuvo que alquilar un local más grande para continuar la campaña.

Cuando Dios le dice a alguien que haga algo, eso requiere de un acto de obediencia para desatar su fe y recibir su sanidad. Esto no significa que todo el que corra por un pasillo será sanado, sino que si Dios te dice que lo hagas y lo haces, entonces serás sanado.

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