Thursday, February 21, 2013

El Creyente y la Iglesia Local


El Papel del Creyente en la Iglesia Local

Hechos 2:41-47
41 Así que,  los que recibieron su palabra fueron bautizados;  y se añadieron aquel día como tres mil personas.
42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles,  en la comunión unos con otros,  en el partimiento del pan y en las oraciones.
43 Y sobrevino temor a toda persona;  y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles.
44 Todos los que habían creído estaban juntos,  y tenían en común todas las cosas;
45 y vendían sus propiedades y sus bienes,  y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.
46 Y perseverando unánimes cada día en el templo,  y partiendo el pan en las casas,  comían juntos con alegría y sencillez de corazón,
47  alabando a Dios,  y teniendo favor con todo el pueblo.  Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.

En una ocasión una joven estaba comiendo chicle en la iglesia, una hermana indignada se levantó y le dijo al Pastor: “Una hermana está comiendo chicle en la iglesia”

El Pastor le dijo: “No hermana, la iglesia está comiendo chicle.”

La idea de la hermana de que Dios habita solo en un lugar físico era incorrecta. Dios vive en la Iglesia que es la multitud de todos los creyentes en Cristo Jesús que lo han recibido como su Salvador y Señor.

En Hechos 17:24 Pablo dijo en su discurso en Atenas: “El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay,  siendo Señor del cielo y de la tierra,  no habita en templos hechos por manos humanas.”

Y en 2 Corintios 6 vemos que nosotros somos el templo de Dios.

2 Corintios 6:14-18
14 No os unáis en yugo desigual con los incrédulos;  porque  ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia?  ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?
15 ¿Y qué concordia Cristo con Belial?  ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?
16 ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos?  Porque vosotros sois el templo del Dios viviente,  como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
17 Por lo cual, salid de en medio de ellos,  y apartaos,  dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré,
18 Y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.

Este pasaje es bien claro, nosotros los creyentes, como hijos de Dios somos el templo de Dios, es decir, la iglesia.

Por eso, en el más amplio sentido bíblico, la Iglesia es el cuerpo de Cristo, la diversidad de creyentes bíblicos alrededor del mundo y de todas las épocas, que han sido unidos por la obra completa de Cristo en la cruz.

En nuestras congregaciones locales, desempeñamos un papel muy importante como miembros del cuerpo de Cristo.  Dios quiere que trabajemos juntos, a fin de que la Iglesia pueda ministrar eficazmente a otros.

El problema es que mucha gente por no tener una percepción apropiada de la iglesia y cuál es su función como organismo local, no toma su lugar en ella.

En este estudio responderemos estas preguntas.


La Iglesia y los Primeros Cristianos

Veamos como era la vida de los primeros cristianos para poder ver el secreto de su éxito.

Hechos 2:41-42
41 Así que,  los que recibieron su palabra fueron bautizados;  y se añadieron aquel día como tres mil personas.
42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles,  en la comunión unos con otros,  en el partimiento del pan y en las oraciones.

Vemos como los primeros cristianos luego de su conversión decidieron vivir una vida de iglesia reuniéndose y participando de una vida en común.

Hechos 4:31-32
31 Cuando hubieron orado,  el lugar en que estaban congregados tembló;  y todos fueron llenos del Espíritu Santo,  y hablaban con denuedo la palabra de Dios.
32 Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma;  y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía,  sino que tenían todas las cosas en común.

Vemos que los creyentes se congregaban y oraban juntos, además era gente de un mismo corazón y alma.

Hechos 5:41-42
41 Y ellos salieron de la presencia del concilio,  gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre.
42 Y todos los días,  en el templo y por las casas,  no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.

Aquí vemos que los creyentes se congregaban, tanto en las casas como en el templo.

Es decir no solo era en los grupos que habían en los hogares sino también en una manera más general en el templo.

No es suficiente asistir solamente a la célula o grupo familiar, también necesitamos ir a la iglesia local donde está reunida toda la iglesia.

Por eso el autor de Hebreos nos dio la orden de no dejarnos de reunirnos sino que lo hagamos de una manera continua.

Hebreos 10:25
25 No dejando de congregarnos,  como algunos tienen por costumbre,  sino exhortándonos;  y tanto más,  cuanto veis que aquel día se acerca.

La traducción Kadosh lo coloca de esta manera: “No descuidando nuestras propias reuniones en las Asambleas, como algunos han hecho una costumbre, sino alentándonos el uno al otro. Y hagamos esto tanto más cuando vemos que aquel Día se acerca.”

Es evidente que los hermanos a los cuales se envió esta Epístola habían tomado la costumbre de dejar de reunirse, sea por dejadez o por la persecución, pero esto es algo que no debemos hacer.

Mientras más vemos que el día del Señor acerca debemos reunirnos como creyentes en nuestras propias asambleas o iglesias locales.


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