El
Papel del Creyente en la Iglesia Local
Hechos 2:41-47
41 Así que, los que recibieron su palabra fueron
bautizados; y se añadieron aquel día
como tres mil personas.
42 Y perseveraban en
la doctrina de los apóstoles, en la
comunión unos con otros, en el
partimiento del pan y en las oraciones.
43 Y sobrevino temor
a toda persona; y muchas maravillas y
señales eran hechas por los apóstoles.
44 Todos los que
habían creído estaban juntos, y tenían
en común todas las cosas;
45 y vendían sus
propiedades y sus bienes, y lo repartían
a todos según la necesidad de cada uno.
46 Y perseverando
unánimes cada día en el templo, y
partiendo el pan en las casas, comían
juntos con alegría y sencillez de corazón,
47 alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los
que habían de ser salvos.
En
una ocasión una joven estaba comiendo chicle en la iglesia, una hermana
indignada se levantó y le dijo al Pastor: “Una
hermana está comiendo chicle en la iglesia”
El
Pastor le dijo: “No hermana, la iglesia
está comiendo chicle.”
La
idea de la hermana de que Dios habita solo en un lugar físico era incorrecta.
Dios vive en la Iglesia que es la multitud de todos los creyentes en Cristo
Jesús que lo han recibido como su Salvador y Señor.
En
Hechos 17:24 Pablo dijo en su discurso en Atenas: “El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos
humanas.”
Y
en 2 Corintios 6 vemos que nosotros somos el templo de Dios.
2 Corintios 6:14-18
14 No os unáis en
yugo desigual con los incrédulos;
porque ¿qué compañerismo tiene la
justicia con la injusticia? ¿Y qué
comunión la luz con las tinieblas?
15 ¿Y qué concordia
Cristo con Belial? ¿O qué parte el
creyente con el incrédulo?
16 ¿Y qué acuerdo hay
entre el templo de Dios y los ídolos?
Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre
ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
17 Por lo cual,
salid de en medio de ellos, y
apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo
inmundo; y yo os recibiré,
18 Y seré para
vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor
Todopoderoso.
Este
pasaje es bien claro, nosotros los creyentes, como hijos de Dios somos el
templo de Dios, es decir, la iglesia.
Por
eso, en el más amplio sentido bíblico, la Iglesia es el cuerpo de Cristo, la
diversidad de creyentes bíblicos alrededor del mundo y de todas las épocas, que
han sido unidos por la obra completa de Cristo en la cruz.
En
nuestras congregaciones locales, desempeñamos un papel muy importante como
miembros del cuerpo de Cristo. Dios
quiere que trabajemos juntos, a fin de que la Iglesia pueda ministrar
eficazmente a otros.
El
problema es que mucha gente por no tener una percepción apropiada de la iglesia
y cuál es su función como organismo local, no toma su lugar en ella.
En
este estudio responderemos estas preguntas.
La Iglesia y los Primeros Cristianos
Veamos
como era la vida de los primeros cristianos para poder ver el secreto de su
éxito.
Hechos 2:41-42
41 Así que, los que recibieron su palabra fueron
bautizados; y se añadieron aquel día
como tres mil personas.
42 Y perseveraban en
la doctrina de los apóstoles, en la
comunión unos con otros, en el
partimiento del pan y en las oraciones.
Vemos
como los primeros cristianos luego de su conversión decidieron vivir una vida
de iglesia reuniéndose y participando de una vida en común.
Hechos 4:31-32
31 Cuando hubieron
orado, el lugar en que estaban
congregados tembló; y todos fueron
llenos del Espíritu Santo, y hablaban
con denuedo la palabra de Dios.
32 Y la multitud de
los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo
que poseía, sino que tenían todas las
cosas en común.
Vemos
que los creyentes se congregaban y oraban juntos, además era gente de un mismo
corazón y alma.
Hechos 5:41-42
41 Y ellos salieron
de la presencia del concilio, gozosos de
haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre.
42 Y todos los
días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a
Jesucristo.
Aquí
vemos que los creyentes se congregaban, tanto en las casas como en el templo.
Es
decir no solo era en los grupos que habían en los hogares sino también en una
manera más general en el templo.
No
es suficiente asistir solamente a la célula o grupo familiar, también
necesitamos ir a la iglesia local donde está reunida toda la iglesia.
Por
eso el autor de Hebreos nos dio la orden de no dejarnos de reunirnos sino que
lo hagamos de una manera continua.
Hebreos 10:25
25 No dejando de
congregarnos, como algunos tienen por
costumbre, sino exhortándonos; y tanto más,
cuanto veis que aquel día se acerca.
La
traducción Kadosh lo coloca de esta manera: “No
descuidando nuestras propias reuniones en las Asambleas, como algunos han hecho
una costumbre, sino alentándonos el uno al otro. Y hagamos esto tanto más
cuando vemos que aquel Día se acerca.”
Es
evidente que los hermanos a los cuales se envió esta Epístola habían tomado la
costumbre de dejar de reunirse, sea por dejadez o por la persecución, pero esto
es algo que no debemos hacer.
Mientras
más vemos que el día del Señor acerca debemos reunirnos como creyentes en
nuestras propias asambleas o iglesias locales.
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