Nuestras Responsabilidades Como Miembros de la Iglesia
El
éxito de nuestra Iglesia dependerá del hecho de que los miembros que se van
añadiendo lo hagan entendiendo su misión dentro del Cuerpo.
En
1 Corintios 12:27 dice: “Vosotros, pues,
sois el cuerpo de Cristo, y miembros
cada uno en particular.” En el contexto del capítulo vemos que todos los
miembros de la iglesia tienen
características diferentes y todos serán colocados en lugares distintos según
el talento y habilidad que Dios le haya dado.
Tomando
esto en cuenta veamos algunas responsabilidades que tenemos como miembros de
nuestra iglesia:
1. Una de nuestras
responsabilidades principales es el compartir el Evangelio con las personas que
todavía no conocen al Señor.
En
Mateo 28:19-20 dice: “Por tanto, id, y
haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre,
y del Hijo, y del Espíritu Santo;
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los
días, hasta el fin del mundo. Amén.”
Como
creyente debemos predicar la Palabra a la gente; especialmente, debemos
ocuparnos de ganar a nuestros familiares.
2. Cuidado y
relación con el resto de los miembros de la iglesia.
En
la iglesia somos una gran familia y como tal debemos tener una relación íntima
de amistad y cuidado con los demás hermanos.
En
1 Corintios 12:22-26 dice: “Antes bien
los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios; y a
aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos más
dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más
decoro. Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero
Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba, para que no
haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los
unos por los otros. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se
duelen con él, y si un miembro recibe
honra, todos los miembros con él se gozan.”
Nuestra
preocupación siempre debe ser que nuestros hermanos estén bien en el Señor para
que puedan caminar en la victoria y bienestar que Dios les dio.
3. Asistencia y
participación en las reuniones.
Ya
hemos citado varias veces Hebreos 10:25 donde nos habla de la necesidad de reunirnos
cada vez que haya una reunión en la iglesia.
La
Biblia Amplificada lo pone así: “No
dejando o descuidando el reunirse [como creyentes], lo cual es el hábito de
ciertas personas, sino amonestar (advirtiendo, instando, y alentando) el uno al
otro, y todos más fielmente mientras ven que el día está acercándose.”
Es
una mala costumbre el dejar de reunirse, necesitamos hacerlo, porque no
solamente debemos animar a la gente sino que también necesitamos que nos animen
a nosotros
4. Ofrecer
nuestros dones y talentos al servicio de la iglesia.
En
Gálatas 5:13 dice: “Porque vosotros,
hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como
ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.”
Debemos
servir en amor con aquellos talentos y habilidades que Dios nos ha dado;
algunos apoyarán en música, otros como ujieres, otros como consejeros, otros en
evangelismo, otros con los niños, otros en las células.
Hay
un sinnúmero de actividades en la iglesia en las cuales podemos apoyar con las
habilidades que Dios nos dio.
5. Sostener a la
iglesia con nuestros diezmos y ofrendas.
Este
es un punto muy importante, la iglesia tiene muchos gastos tanto en
infraestructura, como en el personal y los proyectos para beneficio de la
gente; y todas estas cosas requieren de dinero que debe salir de la gente que
está asistiendo a la iglesia.
La
Biblia tiene mucho que decir al respecto, pero la manera principal de sostener
la iglesia es por medio de los diezmos y las ofrendas.
En
Malaquías 3: 10 dice: “Traed todos los
diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice
Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y
derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.”
El
diezmo es sencillamente la décima parte de nuestros ingresos; es decir, un sol
por cada diez que ganamos le pertenecen al Señor; y es lo que traemos a la
iglesia para el sostenimiento de su obra.
La
ofrenda no es una cantidad fija como el diezmo sino lo que le damos libremente
al Señor según hayamos dispuesto en nuestro corazón.
En
2 Corintios 9:6-11 podemos ver esto muy claramente: “Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará
escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no
con tristeza, ni por necesidad, porque
Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros
toda gracia, a fin de que, teniendo
siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;
como está escrito: Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para
siempre. Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y
multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para
que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por
medio de nosotros acción de gracias a Dios.”
Debemos
sostener nuestra iglesia con nuestros diezmos y ofrendas, tal como enseña la
Biblia.
6. Debemos cuidar
y obedecer a nuestros pastores
Dejamos
lo más importante para el final, debemos cuidar, proteger, amar y obedecer a
nuestros pastores.
El
pastor es un don o regalo de Dios para nosotros, ha sido puesto para
alimentarnos cuidarnos y edificarnos.
En
Efesios 4:8, 11-12 dice: “Por lo cual
dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva
la cautividad, y dio dones a los hombres…Y él mismo constituyó a unos, apóstoles;
a otros, profetas; a otros,
evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a
los santos para la obra del ministerio,
para la edificación del cuerpo de Cristo.”
Ya
que Cristo mismo los constituyó como un regalo para nosotros debemos de
respetar y cuidar ese don que Dios nos dio, en la forma de nuestro pastor.
En
Hebreos 13:7 vemos que debemos seguir su ejemplo e imitar su fe: “Acordaos de vuestros pastores, que os
hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su
conducta, e imitad su fe.” Y en Hebreos 13:17 vemos que debemos obedecerlos
y someternos a ellos: “Obedeced a
vuestros pastores, y sujetaos a
ellos; porque ellos velan por vuestras
almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.”
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