Me sorprendió descubrir que
las expresiones “en Cristo”, “en quien” y “en Él” ocurren más de 130 veces en
el Nuevo Testamento. Este es el corazón de la revelación de la Redención que le
fue dada a Pablo.
Aquí está el secreto de la
fe; la fe que conquista, la fe que mueve montañas. Aquí está el secreto del Espíritu guiándonos a
toda la realidad. El corazón anhela la intimidad con el Señor Jesús y con el
Padre. Este anhelo puede ser satisfecho ahora.
Efesios
1:7
En
quien tenemos la redención por su sangre: la remisión de las caídas, según la
riqueza de su gracia
No es una redención
pordiosera, sino una verdadera libertad de lo que tenemos ahora en Cristo. Es
una redención dada por el Dios que puede decir: “Haya lumbreras en la expansión de los cielos,” y haga que la
totalidad de los cielos estrellados aparezcan en un solo instante. Es una
omnipotencia que va mas allá del razonamiento humano. Aquí es donde la
filosofía nunca a dejado una huella.
Nuestra redención es un
milagro de Su gracia. Es de acuerdo a las “riquezas
de Su gracia.” Es una obra que está en el tiempo presente traída “a través de Su sangre.” Es generosa. Es
abundante. Nuestra redención es algo perfecto. Cuando la conoces, entras en
ella, y tu corazón empieza a acostumbrarse a ella, habrá una habilidad en tu
vida que nunca has conocido.
Colosenses
1:13-14
13
el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino
de su amado Hijo,
14
en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.
Tú has sido librado de la
autoridad de Satanás. Eres libre. Es en Él en quien tienes redención. Has sido “trasladado al reino de su amado Hijo”. Eres
libre del dominio de Satanás.
Llega la hora en la que
despertarás al hecho de que él no puede colocar enfermedad en ti, de que no
puede colocar dolor ni angustia en tu cuerpo.
Llega la hora en la que
sabrás que la necesidad y la pobreza son cosas del pasado en tu vida.
Gritarás en medio de la
turbulencia y el temor de otros hombres: “El
Señor es mi pastor, nada me faltará. Me hace descansar en abundancia, en
plenitud. Estoy satisfecho en Él.”
Esta redención es real. Satanás
está desterrado, la enfermedad fue declarada illegal, la necesidad se ha
desvanecido.
Somos libres.
Juan
8:36
36
Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.
La palabra “verdaderamente” significa “en realidad”.
Juan
10:10
10
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
¿Qué es vida? Vida es la
naturaleza de Dios. Tú puedes tener la naturaleza del Padre abundantemente. Tú estás “en Cristo,” en la presencia del Padre. Estás en el mismo campo de
la vida. El campo de la Vida es la Vida que trasciende la razón. Tenemos la Vida
Eterna, la misma Substancia de Dios.
Jesús dijo en Juan 14:6: “Yo soy el camino, la verdad y la vida.” Él
estaba descubriéndonos su corazón, mostrándonos lo que puede hacer para
nosotros en nuestra vida diaria.
Él puede ser todo lo que su
corazón amoroso desea ser para aquellos que ha redimido. Puede ser una realidad
para nosotros. ¡Cuánto anhela esto nuestro corazón! Él puede completar cada
deseo de nuestros corazones.
Gálatas
5:1
1 Estad, pues, firmes en la libertad con que
Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.
El más serio problema del
creyente es la posibilidad de volver a estar en esclavitud después de haber
hecho libre. El dejar el campo del espíritu y la fe, y caminar en el campo de
los sentidos. Mientras el Sentido de la Razón obtiene supremacía él pierde su
gozo en el Señor.
Somos nuevas criaturas en
Cristo Jesús. Solo debemos descubrir lo que esto puede significar para
nosotros.
2
Corintios 5:17
17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es….
Este hecho de la Nueva
Creación te da todo lo que esto significa para Jesús y el Padre sea que lo
sepas o no. La revelación de Pablo está llena de la verdad de la Nueva
Creación. El sueño de Dios para ti es que disfrutes de los privilegios de esta
Nueva Creación.
2
Corintios 5:17
17
…las cosas viejas pasaron; he aquí todas
son hechas nuevas.
Esas viejas cosas de
esclavitud, temor, enfermedad, necesidad, debilidad y fracaso han pasado.
Tu dirás: “Eso no es posible.” Pero lo es. La
Nueva Creación es tal como es el Amo. Él es la cabeza. Él es la Vid, ustedes
son las ramas. Tal como É les, así eres tú.
En Juan 15:1-7 dice: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador… Yo soy la
vid, vosotros los pámpanos.”
Mientras estés tratando con
dudas y temores; mientras estés sentado juzgándote a ti mismo, nunca llegarás.
Nunca disfrutarás de estas cosas.
Sin embargo, si actúas en la
Palabra; actúas en ella como lo harías sobre la carta de algún amigo, entonces
llegarás.
Cuando lees: “Todas las cosas serán hechas nuevas,” empieza
a pensar de ti mismo como viviendo en este nuevo campo.
Tú has sido reconciliado con
Dios por medio de Cristo.
Tú tienes ahora comunión perfecta
con Él.
¡Oh! ¡Las riquezas que te
pertenecen en esta nueva relación! Atrévete a hacer tu parte.
Efesios
2:10
10
Porque somos hechura suya, creados en
Cristo Jesús para buenas obras, las
cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
Si eres
hechura Suya, es que eres satisfactorio para Él. Él está complacido contigo.
Hemos
predicado tanto tiempo acerca de condenación y de pecado que no sabemos como
predicar justificación y decirle a la gente lo que son en Cristo.
Cuando
alguien se los dice, ellos sienten que esto es falsa enseñanza. Siente que
cualquier cosa que no honre al pecado y los levante al lugar de Cristo es una
falsa enseñanza.
Tú eres el
hombre nuevo de Dios. Efesios 2:15 declara que Él trajo a existencia al nuevo
hombre: “Aboliendo en su carne las
enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en
sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz.” Efesios 4:24:
“Y vestíos del nuevo hombre, creado según
Dios en la justicia y santidad de la verdad.”
La nueva
creación solo conoce un Señor. Jesús es el Señor de la Nueva Creación.
Colosenses
2:6-7 nos da una declaración gráfica de los hechos: “Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad
en él; arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis
sido enseñados, abundando en acciones de gracias.”
¡Qué gloriosa
verdad! Ya no eres más un debilucho. Su fortaleza es tu fortaleza. Debe ser
fuerte en lo que eres y abundar en acciones de gracias. Cuando dejamos de
abundar en acciones de gracias es que empezamos a deteriorarnos
espiritualmente.
Salmo 27:1
1 Jehová es mi luz
y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién
he de atemorizarme?
Salmo 23:1
1 Jehová es mi pastor; nada me faltará.
Tu has salido
libremente de la vieja prisión de la esclavitud y del temor y de la necesidad,
del hambre y del frío. Tu has salido para entrar en la libertad de Dios.
Hebreos 7:25
es la actitud presente de Jesús por ti: “Por
lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios,
viviendo siempre para interceder por ellos.” Él vive siempre para hacer
intercesión por ti.
Él está
sentado a la diestra del Padre. Dilo una y otra vez: “Por siempre Él vive por mi”
Tal como la
esposa vive por el hombre al que ama, igualmente en una mucha mayor medida el
Señor Jesús vive por ti. Ese es su único negocio: vivir por ti.
Somos Su Justicia
De todas las
riquezas que son conocidas por el corazón humano, no hay ninguna que se iguale
con esta: lo que Jesús declara a través del apóstol Pablo de que somos Su
justicia.
No puedo
comprenderlo. ¡Qué preciosos debemos ser para Él!
Él se
convirtió una vez en nuestra justicia. Una vez nos declaró justos a través de
su muerte y su resurrección. Ahora Él va más allá de esa declaración y la hace
una realidad. En 2 Corintios 5:21 dice: “Al
que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos
hechos justicia de Dios en él.” En 1 Corintios 1:30: “Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho
por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención.”
Mira estos
tres hechos bendecidos:
1. Él se
volvió nuestra justicia (Romanos 3:26).
2. Él fue
hecho justificación por nosotros (1 Corintios 1:30).
3. Hemos sido
hechos la justicia de Dios en Él (2 Corintios 5:21).
En Gálatas
2:20 dice: “Lo que ahora vivo en la
carne, lo vivo en la fe del Hijo de
Dios, el cual me amó y se entregó a sí
mismo por mí.”
Él me amó. Él
se entregó por mí. ¡Cuán grande amor se revela aquí! Él no solo me redimió y
santificó, sino que desde el cielo dice; “Yo
soy la redención del hombre. Yo soy la santificación del hombre.”
Luego puedo
escuchar como Su voz se eleva en las notas de un triunfo total cuando clama: “Yo soy Su Justificación y Su Sabiduría.”
Esa es toda
Su obra. No son las obras del hombre pues entonces el diría: “yo tengo una parte en ello.” Tu
arrepentimiento, lloriqueo y lamentos no tienen nada que ver con tu justicia o
tu redención. Tú estás parado completo en Él, en toda Su grande y sin par vida.
Romanos
8:33-34 es el clímax de la revelación de nuestra Redención: “¿Quién acusará a los escogidos de Dios?” Tú
eres el elegido de Dios. Jesús y el Padre te han elegido y ahora Él dice: “Quién levantará algún cargo en contra de mi
hijo o hija? Solo hay una sola persona que puede pararse ante la Suprema
Corte que puede levantar algún cargo en tu contra. Ese es Jesús, y Él no lo
hará.
“¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más
aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que
también intercede por nosotros.” ¿No puedes ver las riquezas de gloria
de tu herencia en Cristo? Tú estás en Él. Todo lo que Él planeó en Jesús es
ahora una realidad del corazón.
No hay
condenación para ti. No hay juicio para ti, No hay temor de la muerte para ti. No
hay temor de muerte para ti. ¿Por qué? Porque la muerte simplemente está
abriendo en vaivén los portales abiertos para que pases marchando
triunfantemente a la presencia de tu Padre. 1 Juan 4:18 sostiene el corazón: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor.”
En Cristo
hemos recibido la Vida Eterna, la Naturaleza de nuestro Padre. Esa Naturaleza
es el Amor. Ese Amor es perfecto. Nuestro amor humano es imperfect. Su amore s
“agape,” el amor que hace que la vida sea Hermosa.
Puede ser que
no puedas entender o entrar en él, pero este es su perfecto amor, y es todo
tuyo ahora.
1 Corintios 12:12
12 Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos
miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo
cuerpo, así también Cristo.
De tal manera
somos uno con Él que somos llamados Cristo. La Iglesia son llamados los que “son como Cristo.”
Él es la vid.
Tú eres las ramas, El quinto verso de Juan 15:1-8 dice: “Yo soy la vid, vosotros los
pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él,
éste lleva mucho fruto; porque
separados de mí nada podéis hacer.” Como la rama es para la vid, así eres
tú para el corazón de Jesús.
Tú eres
completamente uno con Él. Todo este tiempo has estado pensando acerca de tu
pescador, acerca de tus debilidades y fracasos. Escúchalo susurrar de Romanos
8:1 a tu corazón ahora: “Ahora, pues,
ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.”
Si has Nacido
de Nuevo estás “en Cristo.” Eres un
vencedor Estás libre de la condenación. Eres la justicia de Dios en Él. Eres la
plenitud de Dios en Él. Estás completo en Él. La riqueza de Su Gloria, la
riqueza de sus riquezas, que nunca han sido oídas. Eres justo. No hay
conciencia de pecado en ti. No hay complejo de inferioridad para ti. Tú estás
ahora en Cristo, la misma justicia de Dios.
Tú puedes
usar el Nombre de Jesús sin temor. Puedes hacer lo que Pedro hizo en Hechos
3:5-6: “Entonces él les estuvo atento, esperando
recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo
te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.” Tú puedes
entrar libremente. En Juan 16:23-24 dice: “Todo
cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.” Lo que dice en Juan
15:7 es tuyo ahora: “Si permanecéis en
mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será
hecho.”
Tú estás en
Él. Él está en ti. Eres Su Justicia. Eres Su Vida. Puedes hacer
Sus obras ahora. En Juan 14:12-13 dice: “El
que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará,
porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré,
para que el Padre sea glorificado en el Hijo.” Toma tu lugar. Usa el Nombre para sanar a los enfermos. Su muerte no
fue en vano. Su sufrimiento no fue en vano. Párate
plenamente en Su plenitud, llénate con su abundancia. Estás lleno de Su
santidad. Su gracia es tuya.
Hebreos
4:14-16 puede volverse una realidad en tu vida: “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús
el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.” La palabra aquí no es “profesión” sino “confesión.” El cristianismo es llamado “la gran confesión.” Tu confesión es lo que eres en Cristo. Todo lo
que te hemos dicho es tu realidad. Tú debes retenerla.
El adversario
intentará que niegues tu confesión. Tratará de que confieses cualquier cosa en
lugar de ello. Tratará de hacerte confesar debilidad y fracaso y escasez.
Pero tú reten
tu confesión: “Mi Dios suplirá todo lo
que me falta” (Filipenses 4:19). Párate en esta confesión: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses
4:13). Haz la declaración que Él es quien te fortalece. Dilo para ti en voz
alta hasta que te acostumbres a escucharlo.
En 1 Pedro 2:24
dice: “Quien llevó él mismo nuestros
pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los
pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.” Tú
moriste a los pecados en esa cruz; resucitaste para caminar en justicia; y por
Sus heridas fuiste sanado. Cuando Jesús resucitó de entre los muertos, la
sanidad llegó a pertenecerte.
Retén tu
confesión en la cara de cada asalto del enemigo. Resístelo en el Nombre de
Jesús.
Camina en el
Camino de la Justicia, que significa actuar y vivir como si Jesús te hubiese
hablado la Palabra. Ese es el camino de la victoria. Esa es la manera en la que
echas a los demonios y las enfermedades en el Nombre de Jesús. Cada enfermedad
que aflige al cristiano podría ser sanada si hubiese alguien que se atreviera a
caminar en justicia por ese creyente, que se hubiera atrevido a caminar en la
plenitud de sus privilegios en Cristo. El demonio hubiera podido ser quitado y
la sanidad podría haber sido suya.
En Hebreos
4:15-16 dice: “Porque no tenemos un sumo
sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue
tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente
al trono de la gracia, para alcanzar
misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” Tú has sido
invitado a venir ahora al salón del trono y sentarte con el Maestro y con el
Padre.
Debes venir con osadía. No vengas gimiendo. No vengas
confesando tu pecado llorando tus debilidades y fracasos. Ponte una nueva
vestidura. Vístete apropiadamente para aparecer ante el trono.
Ustedes son
los hijos e hijas sin condenación del Dios Todopoderoso. Encontrarás
misericordia y gracia para ayudarte en el tiempo de necesidad.
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