Sunday, April 07, 2013

E. W. Kenyon - Dos Clases de Justicia -Parte 1


Dos Clases de Justicia

La Razón Por la Qué

La urgencia que hace a un hombre borracho, a otro filósofo. . . el desenfreno que llena los salones de baile y los casinos, los moteles y los cines, y todos los demás lugares de placer es la búsqueda del corazón por la realidad, esa búsqueda universal de las edades, la búsqueda del espíritu por el Santo Grial.

Nadie la encuentra hasta que tienen contacto con el Hombre, Cristo Jesús, y lo coronan como Señor de su vida. En ese momento termina la búsqueda. Ellos han llegado. Puede que no sean conscientes de lo que es, pero saben que los placeres que antes buscaban han perdido su gusto y atracción. No sabían que su hambre era espiritual, que buscaban algo que solo Dios podía dar. 

Ninguna persona alcanza ese lugar de descanso hasta que hacen ese contacto. El hombre es un ser espiritual. Tiene un alma. Vive en su cuerpo. El hombre real nunca puede estar permanentemente satisfecho con las cosas de los sentidos. Es un hecho que el chico o chica que encuentra esto en su adolescencia nunca sembrará avena salvaje, no habrá urgencia por los peligrosos placeres del mundo. Tienen algo que responde a ese clamor.

Este libro es un estudio, es una solución del problema espiritual, es la primera vez que alguien intenta entrar al reino espiritual y encontrar al hombre en su propio terreno. Te invitamos a leerlo cuidadosamente. Desearíamos tener contacto con todas las personas que lo hagan. Queremos conocer las reacciones de tu espíritu. Creemos que encontrarás la fuente del gozo eterno.


Introducción

Ellos han estado pescando toda la tarde, ahora están sentados frente al fuego del campamento. Son amigos cercanos. Después de un momento de silencio, le dice a su pastor: “La vida no ha sido como la soñé. Nunca alcance la meta que en mi juventud me propuse en el corazón. Nunca le había abierto a nadie mi corazón para decirle esto, pero te lo cuento hoy.

“Siempre fui religioso. He sido maestro de clases del Biblia. He sido superintendente de Escuelas Dominicales. He sido un educador desde que deje el colegio, pero todos estos años han sido un antecedente secreto de irrealidad. 

“Dios nunca ha sido una real para mí. He leído los Evangelios. Los he estudiado. Pero lo único que he encontrado ahí ha sido la conciencia que no he llegado.

“La dirección que me diste la otra noche me reveló lo que necesitaba. En mis primeros días nunca nos enseñaron acerca de la Vida Eterna. Era ‘convertirse’ y ‘unirse a la iglesia’. 

Casi no se nos enseño de justificación, eso siempre era un punto de vista teológico que no tenía ningún sentido de realidad. 

“Cuando entendí que uno podía recibir la vida eterna; la misma naturaleza de Dios, supe que lo que me dijiste acerca de la Justicia era real.

“Como un resplandor, mi teología y mis teorías se desvanecieron y por primera vez me vi como era realmente a la vista de Dios. Nunca había honrado lo que Él había hecho en Cristo. Nunca había sabido lo que Él había hecho por mí. Yo era una nueva creación. Tenía la misma vida y naturaleza de Dios. Difícilmente me había atrevido a decir: ‘Yo soy la Justicia de Dios.’ Nunca lo había confesado.

“Ni siquiera me había atrevido a pensar que sería algo así hasta después de morir. La conciencia de pecado me tuvo en esclavitud todos estos años. Cuando alguien predicaba contra el pecado, yo decía: ‘Ese soy yo.’ Conocía el pecado. Había luchado en su contra. 

Había sufrido sus efectos. Pero no sabía que había sido hecho una nueva creación y que el pasado había dejado de ser. No sabía que si cometía pecado tenía un Abogado delante el Padre, a Jesucristo el Justo. No sabía que cuando fui recreado me convertí en la Justicia de Dios en Cristo.


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