Tuesday, July 30, 2013

Jesús y la Oración - Parte 3

Conociendo a Dios como Padre


Mateo 6:25-33
25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? 
26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? 
27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? 
28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; 
29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. 
30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? 
31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 
32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 
33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

Cuando recién me convertí me dieron el número telefónico de "Telemensaje Espiritual", una llamaba y recibía una pequeña meditación de la Palabra de Dios. 

La primera vez que llamé, ellos recitaban este pasaje y realmente quedé impactado; al principio ni siquiera sabía que era un versículo bíblico, pero podía experimentar la presencia del Señor al escucharlo. Ese día comprendí el cuidado amoroso que Dios tiene por mi al ser mi Padre.

Jesucristo vino para presentarnos a Dios como Padre. Por esta razón, los judíos no podían entenderlo. Ellos creían en un Dios lejano e inaccesible.

Mucha gente ve a Dios de esa manera, como un Dios lejano al cual deben de temer; pero Jesús presentó  a Dios como Padre.

Mateo 6:8
8 No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.

Dios es nuestro Padre y está interesado en nosotros por que nos ama. Debemos conocerlo como Padre, para poder acercarnos como hijos.

El conoce las cosas que queremos y necesitamos, y aún antes que salga palabra de nuestra boca, Él ya proveyó lo que nos hace falta.


Recibiendo de Nuestro Padre

Mateo 7:7-8
7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 
8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 

Estos quizás sean los versos mas conocidos acerca de la oración; sin embargo, muchas veces no recibimos lo que estos versos prometen

Kenneth Hagin cuenta esta historia en su libro acerca de la oración:

Un misionero que vivió 32 años en la Tierra Santa a principios de este siglo contaba:

“Yo pensaba que Mateo 7:7-8 significaba que si pedía y no recibía inmediatamente, debería seguir pidiendo. Sin embargo después de vivir muchos años en tierra santa y familiarizarme con la forma de pensar de la mente oriental, comprendí que eso no era lo que Jesús quería decir.

“En aquellos días, si alguien venía y tocaba la puerta exterior de la casa de una persona muy rica para poder entrar; ellos enviaban a su sirviente para que preguntase el nombre del visitante. Si la persona era conocida, entraba inmediatamente; si era desconocido, el sirviente le preguntaba al dueño de casa si la persona podía entrar.

“El pensamiento aquí es: si al llamar eres conocido, entonces lograrás entrar inmediatamente. Como dice el verso: al que llama se le abrirá.” 

Si no recibimos respuesta a nuestras oraciones, debemos preguntarnos si somos conocidos por el dueño de la casa, si no lo somos debemos conocer personalmente a Jesús y hacerle Señor de nuestras vidas.

Habiendo hecho esto, el siguiente paso es la fe.

Hebreos 11:6
6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

Nuestro Padre celestial quiere dar buenas cosas a los que se las piden.

Mateo 7:11
11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan.

¿Qué padre humano quiere que sus hijos pasen la vida pobres, maltratados, enfermos y sufriendo? Ninguno; es todo lo contrario, Todos queremos lo mejor para nuestros hijos; ¿cuánto mas Dios quiere lo mejor para nosotros?

Si nosotros queremos lo mejor para nuestros hijos, Dios quiere lo mejor para nosotros.

Así que pidamos confiadamente, sabiendo que Dios nos conoce y escucha nuestras oraciones, y al escucharnos nos concede lo que le pedimos como un padre hace con su hijo.

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